Hasta
mediados del siglo XIX, la mayoría de la población europea estaba formada por
campesinos. En los Estados Unidos,
la agricultura predomina hasta el triunfo del norte industrialista sobre el sur
agrario y esclavista, en la guerra civil.
La
lentitud con que se propagaban los cambios impulsados por la Revolución
Industrial llevó a que la economía mundial siguiera sometida a los viejos
ritmos impuestos por las buenas y las malas cosechas. La crisis económica que se desata entre 1846 y 1848 fue,
quizás, la última crisis cuyas causas fueron predominantemente agrarias.
En
el ámbito de las comunicaciones, se dieron profundos cambios.
George Stephenson inventó la locomotora en 1814 y, luego de años de
pruebas, se realizó en 1825 el primer viaje en un tren de pasajeros entre las
ciudades inglesas de Stockton y Darlington.
A partir de entonces, el parlamento inglés comenzó a aprobar la
instalación de miles de kilómetros de vías férreas. La más importante fue la que unió los centros industriales
de Liverpool y Manchester.
El
tren revolucionó la circulación de mercaderías.
Mientras que un carro tirado por caballos o mulas podía llevar hasta una
tonelada de mercadería, los trenes podían trasladar más de mil. Esto abarató los costos y amplió los mercados.
También,
por esta época se duplicó la capacidad de los barcos para transportar cargas y
se redujo notablemente el tiempo necesario para cruzar el Atlántico.
En 1838, el "Sirius" y el "Great Western" fueron los
primeros barcos de vapor en cruzar el océano.
La misma travesía que en 1820 llevaba unas ocho semanas, a fin de ,siglo
solo demandaba una.
Otro
adelanto de gran importancia fue el telégrafo.
Hacia fines del siglo XVIII se implementó un telégrafo visual a partir
del uso de distintos colores. Este
invento tenía grandes limitaciones de alcance y visibilidad.
Los problemas fueron superados en 1837, cuando Samuel Morse ideó un código
que lleva su nombre, y que permitiría, en muy poco tiempo, transmitir textos
completos a través de un sistema de circuitos eléctricos.
En 1866, se tendió un cable telegráfico interoceánico entre
Inglaterra
y los Estados Unidos. Años más
tarde, el italiano Guglielmo Marconi completó las investigaciones de Heinrich
Hertz sobre la transmisión telegráfica, a través de las ondas eléctricas de
la atmósfera, y concretó la invención del telégrafo inalámbrico.
En
1876, Alexander Graham Bell inventó el teléfono, revolucionando el mundo de
las comunicaciones. Aunque su
difusión fue muy lenta y limitada, en un principio, a las ciudades más
importantes de los países centrales.
En
1895, dos hermanos franceses, los Lumiére, descubrieron que tomando varias
fotos sucesivas y proyectándolas a una cierta velocidad, se producía la imagen
del movimiento en el espectador. Inventaron
una cámara especial que registraba estas imágenes y que, a la vez, servía
como proyector. Habían inventado
el cine. Las primeras películas de
los Lumiére reflejan escenas de su familia, la salida de obreras de una fábrica,
la llegada de un tren y la primera película còmica: El regador regado.
Casi todas duraban menos de un minuto.
Todos
estos adelantos mejoraron paulatinamente la calidad de vida de una población
que fue creciendo al ritmo de estos cambios.
Aumentó la natalidad y disminuyeron los índices de mortalidad.
En 1800, la población europea era de unos 190 millones de personas.
En 1900, esa cifra se había duplicado; a pesar de los millones de
europeos que habían emigrado hacia las llamadas "zonas nuevas", como
Australia y la Argentina.
Los
países de mayor industrialización registraron un mayor aumento de la población.
Entre 1850 y 1890, Gran Bretaña pasó de 21 millones a 33; Alemania de
34 a casi 50; Bélgica de 4 a 6. En cambio, en los países con menor desarrollo
industrial, el aumento demográfico fue menor.
Francia pasó de 36 a 38 millones y España, de 15,7 a 17,6.